
1.¿Cuál es (o cuáles son) la(s) versión(es) oficial(es) del judaísmo con respecto a lo que sucede al morir? Con respecto al tema de "vida después de la vida" o "paraíso"?
Primero, una aclaración. Dado que el pueblo judío no ha tenido una autoridad religiosa central en casi 2000 años es casi imposible decir que algo es LA versión oficial del Judaísmo. Desde la disolución del Sanedrín de Jerusalén con la destrucción del Segundo Templo (año 70 de la Era Común), no ha habido un cuerpo o un individuo que pueda declarar de manera impajaritable -como lo hace, por ejemplo el Papa dentro del Catolicismo- que cierta cosa o conducta está adentro o por fuera del canón. El Talmud, uno de nuestros libros canónicos, es -en su inmensa mayoría- la recolección de los desacuerdos y las disputas de los rabinos y presenta posiciones a veces contradictorias como igualmente válidas (a pesar del hecho de que el judaísmo normativo haya decidido seguir una de estas opiniones y no la otra). Esta pluralidad de opiniones se ve acrecentada por el hecho de que las comunidades judías han estado viviendo dispersas a través del mundo y, por lo mismo, expuestas a diferentes influencias y a diferentes procesos de interpretación de los textos canónicos lo cual produce, inevitablemente, diferencias en de opinión y de práctica. Un ejemplo fácil, la ley judía prohibe el consumo de productos leudados durante los siete días de Pascua. Los judíos del este de Europa, de acuerdo con sus condiciones de vida, llegaron a la conclusión de que esta prohibición incluye también a las legumbres y sus derivados. Los judíos del Norte de Africa y del Levante, por el contrario, permiten su consumo y centran su dieta durante la Pascua en éstas. Ambas posiciones son igualmente válidas y ambas son idénticamente judías. Esta pluralidad también se ve reflejada a todos los niveles de la práctica y de la creencia judía hasta el punto que se ha afirmado que no hay una teología judía sistemática sino varios sistemas de creencia sobre lo divino que se superponen e interesecan en diversos puntos siendo todos igualmente auténticamente judíos.
Ahora, de vuelta a su pregunta. El judaísmo, en mi opinión, tiene tres creencias fundamentales sobre el tema de la vida después de la muerte. Estas tres creencias, por su parte, son bastante amplias y permiten su amplia interpretación.
A.) Hay vida después de la muerte.
Uno de los puntos centrales de la agenda teológica de los rabinos del Talmud era la creencia en el mundo por venir (Olam Ha'bá en Hebreo). Esta creencia no era, como lo es hoy, un razgo común de la religión. La Biblia Hebrea (o como lo llaman los Cristianos el Antiguo Testamento), a excepción del libro de Daniel -uno de los profetas más tardíos, no contiene ninguna opinión explícita en torno a la vida después de la muerte. Es más, varios pasajes parecen sugerir que no hay tal (Ps. 30.11, 115.17, varios pasajes en Job). En la época del Segundo Templo, los saduceos abiertamente negaban que hubiera vida después de la muerte. Ahora, la doctrina de el mundo por venir establecida por los rabinos en el Talmud y defendida como una de las partes más importantes de su plataforma ideológica es, por otra parte, increíblemente diversa en sus presentaciones y en sus detalles. Basados en diferentes fuentes textuales e influencias ambientales e ideológicas, el judaísmo ha producido innumerables modelos -no necesariamente consistentes el uno con el otro- de este mundo por venir.
Por ejemplo, a pesar de que el Talmud mismo advierte en contra de la excesiva especulación en materias metafísicas de ésta índole, éste promete a los justos que en el mundo por venir cenerán en presencia de Dios y serán acogidos en una carpa hecha con la piel del Leviatán (el monstruo marino primigenio de la mitología sumerio el cuál aparece en varios lugares de la Biblia Hebrea). En esta gran fiesta, los justos probarán la carne del Leviatán. Por otra parte, ciertos rabinos europeos de la edad media defendían que el mundo por venir es este mundo pero después de la venida del Mesías el cuál resucitará corporealmente a los justos quienes vivirán para siempre en un mundo material y perfecto. Maimónides y los rabinos filosóficamente inclinados defendían la supervivencia del alma en un contexto espiritual mas no corporeal. Los rabinos de la Cábala promulgaban la transmigración de las almas (la reencarnación). Otras descripciones coloridas del mundo por venir lo describen como una gran academia donde los justos estudian Torá con los grandes maestros, como la contemplación eterna de la luz divina, como una réplica de este mundo pero perfecto, etc., etc.
El judaísmo como religión y como sistema de vida pone su énfasis en cómo vivir la vida en este mundo y no en el mundo por venir. Este desinterés en la vida después de la muerte sumado a la falta de una jerarquía centralizada con el poder -o el interés- de imponer una teología doctrinaria, hacen que los detalles específicos de la vida después de la muerte queden a cargo más de la imaginación de las diferentes comunidades en sus contextos particulares.
B.) La participación en el mundo por venir depende del comportamiento en este mundo.
De nuevo, como en el punto anterior, esta creencia es presentada como una de las columnas centrales de la creencia judía. No obstante, los detalles específicos de esta creencia son bastante vagos y hay una pluralidad de versiones. Diferentes rabinos, por ejemplo, presentan listas diferentes de las transgresiones que hacen que uno pierda su lugar en el mundo por venir: algunos enfatizan la afirmación de ciertas doctrinas, mientras que para otros las faltas de corte social son más graves. Ahora, en qué consiste la exclusión del mundo por venir es algo que, de nuevo, es algo sobre lo cual hay muchas tradiciones. De acuerdo a ciertos rabinos del Talmud, las almas de los perversos van al infierno
(en hebreo llamado Gehinom :: originalmente Gei Benei Hinom "el valle de los hijos de Hinom" es un valle en la ladera este del Monte Sión (en la foto). En este valle los jebuseos ofrecían a sus hijos en sacrificio al dios cananeo Moloch. El ritual incluía arrojar a los infantes a fogatas ardientes. Por eso el nombre Gehinomm fue asociado con el ígneo lugar de castigo. La única razón por la cual hago este pedante comentario lingüístico es porque hoy en día, en Gehinom quedan la cinemateca de Jerusalén y "La piscina del sultán"-un teatro al aire libre. Así que cuando alguien me manda al infierno -lo que sucede más bien poco, gracias a Dios- me imagino a mi mismo comiendo helado y viendo una película de cine arte o en un concierto de Arik Einstein a la sombra de las murallas de la ciudad antigua. En esas circunstancias, ¿quién no querría ir al infierno? -fin del comentario pedante-)un lugar de fuego y de castigo (sin demonios ni ángeles caídos, no obstante). Otra versión, bastante popular, insiste en que Gehinom es sólo un lugar de castigo para las almas durante el primer año de su vida. Después de ese año, las almas -sin importar qué crímenes horrendos hayan cometido- proceden al "paraíso" tras ser purificadas. Otros insisten que ésta opción de purificación está abierta para la mayoría de la gente pero no para los grandes pecadores (digamos Hitler). Ciertos filósofos insisten que las almas de los pecadores son destruídas y que sólo las almas de los justos continúan existiendo después de la muerte. Aquellos que defienden la reencarnación, explican de este modo por qué ciertas personas inocentes sufren. En fin, hay una variedad de opiniones.
Mi impresión general, no obstante, es que las ideas que abogan por una redención completa del mundo son más populares. Es decir, en toda mi vida no he conocido al primer judío que crea en el castigo eterno de los transgesores.
C.) El mundo por venir está abierto a todas las naciones del mundo.
Uno de los aspectos más fascinantes y atractivos del judaísmo es que ésta es una de las pocas religiones del mundo que no afirma tener un monopolio de la salvación. Los rabinos afirman: "Los justos de las naciones tienen un lugar en el mundo por venir." La definición de "justo" en el judaísmo depende de la observancia de los mandamientos prescritos en el Pentateuco (cinco primeros libros de la Biblia). Estos mandamientos son 613 y abarcan toda la vida privada y pública del judío piadoso: desde cómo se viste, qué come, cómo elige reyes, hasta cómo aplica la pena capital.
Los Diez Mandamientos (Ex. 20.2-24), llamados en Hebreo 'aseret ha-divrot "las diez alocuciones", no tienen un lugar central en la legislación judía. El mandamiento que prohíbe usar textiles compuestos de lino y lana es tan mandamiento como la prohibición del adulterio.Ahora los rabinos, basados en la historia de Noé (ancestro común de toda la humanidad) y de las bendiciones dadas a éste y a sus hijos después del diluvio (Gen. 8 y 9), deducen que los no judíos están obligados sólo a cumplir 7 mandamientos. Estos se conocen como las leyes noajidas (de Noé) e incluyen 6 prohibiciones y un mandamiento positivo. Las prohibiciones son: no matar, no robar, no tener relaciones sexuales ilícitas, no blasfemar, no venerar ídolos, no consumir animales o partes de animales mientras estos aún están vivos. El mandamiento positivo es establecer cortes de justicia. De este modo, dicen los rabinos, si las naciones del mundo mantienen estos mínimos morales, su lugar en el mundo por venir está garantizado.
Hasta aquí llegan mis fuerzas por hoy. Claramente la brevedad no es uno de mis fuertes. Espero que esto sea de ayuda. Mañana continuaré contestando las otras preguntas.
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